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Psicología del adulto. Aprendemos decidiendo.
El otro día estaba hablando con un amigo sobre las vueltas que da la vida. Más que las vueltas que da la vida, sobre cómo nos va llevando por un camino, en función de las decisiones que vamos tomando.
Es difícil saber, cuando se es joven, que quieres ser de mayor. El hecho de decidir hacer una carrera universitaria (o no), y escoger una, ya es una decisión trascendental.
A lo que voy, que no me quiero ir por las ramas demasiado, es que todo son decisiones, y esas decisiones nos van enseñando, nos van haciendo madurar, y por madurar me refiero a aprender, y por aprender me refiero a equivocarse… no sé si me seguís.
Ahora bien, no todo el mundo está preparado para aguantar ese camino a la madurez, ese miedo a equivocarse.
Es obvio, a nadie le gusta equivocarse, pero si de algo me estoy dando cuenta a medida que crezco profesionalmente, es que hasta la gente que está en un nivel top se equivoca, y que todo el aprendizaje que han acumulado es a base de la experiencia. Vamos, lo que comentaba hace dos párrafos…
En esta vida, lo que jamás dejaremos es de aprender.
Y yo soy de los que piensan que de las malas experiencias se aprende mucho más. No quiere decir que haya que tener malas experiencias, al contrario, ojalá (y cruzo los dedos), las malas experiencias brillen por su ausencia… pero, como hace un tiempo leí, (y compartí en Instagram, pinchar aquí), no son las circunstancias las que determinan nuestras emociones o nuestro estado de ánimo sino la forma en cómo reaccionamos a ella.
Por tanto, de las circunstancias tenemos dos opciones, o resignarnos, o afrontarlas y aprender a ver lo positivo de ellas.
Y más importante aún, tenemos que limitar nuestros miedos. El asumir nuevos retos profesionales y personales provoca miedo.
El decidir cambiar de trabajo, el decidir emprender y montárselo por cuenta propia, el decidir apuntarse a ese Ironman que tanto te apetece pero que no te atreves… toda decisión lleva incertidumbre, y toda incertidumbre provoca miedo.
Pero lo que cada vez tengo más asumido, y mi experiencia así me lo está demostrando, que ese miedo, en muchísimas ocasiones, son limitaciones mentales nuestras. Que luego, una vez decidido a dar el paso, la cosa fluye, te dejas llevar… y así volvemos al principio de esta entrada, donde decía aquello de… esas decisiones nos van enseñando, nos van haciendo madurar, y por madurar me refiero a aprender, y por aprender me refiero a equivocarse…
Aprovecho para compartir con vosotros vídeo de una persona a la que admiro, no sólo por las películas que ha hecho, sino por la personalidad que desprende (versión extendida en Youtube):