Daniel Claros
Madrid, Spain

No tengo nada de especial. Amor por mi trabajo, las finanzas y los mercados. Pasión por el deporte, el triatlón. Y encantado de expresar mis pensamientos y mis inquietudes en un blog diferente, donde se mezclan dos mundos aparentemente distintos, pero que guardan historias comunes de superación, organización, motivación y ganas de pasarlo bien... Tomen asiento y disfruten.

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    Deporte y Salud

    Ironman 70.3 Italia. Pasiones que disfrutas.

    By on 11 octubre, 2019

    ¿Os imagináis una vida en la que no tuviéramos hobbies? Un hobby, por definición, implica pasión, implica disfrutar, implica no pensar en responsabilidades, implica liberar tensión…

    Ya lo sabéis, pero uno de mis mayores hobbies es el triatlón, así que, como viene siendo habitual (disputar un Medio Ironman se está convirtiendo, peligrosamente, en algo más o menos habitual), voy a proceder a relataros lo que fue mi última prueba seria de la temporada, disputada el pasado 22 de septiembre de 2019, y lo que fue mi primera participación en un evento de la franquicia Ironman.

    Iré directo al grano.

    La previa.

    Volamos a Bolonia el viernes 20 de septiembre por la noche. Hora prevista de llegada, 23.30h. Hora real de llegada, 01.30h. Tormentón al canto en Madrid y retraso consecuente del vuelo. Comenzamos bien.

    Recogemos el coche de alquiler (gracias a Dios, dos chicas muy simpáticas de la compañía AVIS estaban esperando a que llegáramos), y carretera y manta hasta Lido di Savio, localidad próxima a Cervia, donde se disputaría la prueba Ironman 70.3 Emilia-Romagna.

    Llegada a la casa que habíamos alquilado sobre las 2.30 AM, y a descansar, que nos lo habíamos ganado.

    El sábado por la mañana habíamos quedado con la gente de Bulletbike para recoger las bicis que habíamos enviado en camión desde Madrid. Cargamos las bicis en el coche, y las llevamos a casa, para terminar de prepararlas para el domingo, día de competición.

    Primer susto del fin de semana. No preguntéis por qué, pero para desmontar la bici y meterla en el coche, quito el pasador de la rueda delantera, y al llegar a casa y volver a colocar la rueda me doy cuenta de que no aparece el pasador por ningún lado… ¡crisis!

    Tras buscarlo como un loco (obviamente, sin pasador, no puedo competir), llamo a Icíar, de Bulletbike, para que por favor mire si me lo dejé en el suelo donde habíamos estado aparcados. Como si se tratara de un milagro divino, ahí está, en el suelo de la acera, esperando a que su dueño vuelva a por él.

    Una vez solventado este pequeño “imprevisto”, decidimos pasar el día por la zona de la competición. Ese sábado se estaba disputando la distancia Ironman. No obstante, nosotros teníamos faena. “Pasta Party”, que no deja de ser una comida (bastante más rica de lo que me esperaba), mientras escuchamos la charla técnica. Como somos más chulos que un ocho, en vez de ir a la charla que se daba en inglés, vamos a la de italiano. Como os podréis imaginar, no nos enteramos absolutamente de nada.

    El último rato del día, decidimos pasear por la feria y los diferentes stands de marcas. Ahí eres consciente del poderío y el negocio que mueve una prueba de la franquicia Ironman. Perfectamente podríamos estar en la feria anual de ciclismo de cualquier gran ciudad. Ropa, equipación y material tope de gama, y como no, carpa exclusiva para complementos de la marca Ironman. (Me gustaría conocer qué porcentaje del total de facturación de Ironman representa el merchandising, porque es impresionante la oferta y demanda que tienen). Obviamente, consumimos lo correspondiente.

    Fin del día, cena en Cervia (por aquello de ver el pueblo un poco), y a casa a descansar. El domingo habia día duro.

    Día de competición.

    Comenzábamos los 1.900 metros de natación a las 12.00, lo que nos permitía dormir, desayunar tranquilos, y preparar todo con calma.

    Una vez colocada la bicicleta en la transición eterna, nos preparamos para la liturgia de la natación. Vaselina, neopreno, gafas, gorro…chip, ¿dónde está el chip?

    Como no puede ser de otra forma, 10 minutos antes de la salida me doy cuenta de que el chip que nos habían dado para competir no está donde lo dejé. Deprisa y corriendo vuelvo a pedir uno. Me gusta vivir al límite 😊

    NATACIÓN

    La salida de la natación era rolling start, es decir, en vez de salir los cientos de triatletas a la vez, vamos saliendo en pequeños grupos cada 5 segundos, lo cual se agradece para evitar golpes.

    Pero no nos adelantemos. Aún quedaba la sorpresa del día (otra más). Cuando mi amigo Jorge procede a abrocharme el neopreno, me doy cuenta de que la cremallera, que había arreglado unos días antes, no cierra bien. El problema era que no hacía tope, por lo que cuando intentabas abrocharla, volvía a abrirse. No había manera de dejarla cerrada.

    Por tanto, había dos opciones, o me retiraba, o hacía de tripas de corazón y nadaba con todas las consecuencias. ¿Qué pensáis que hice?

    ¡Bocina y al lío!

    Resumen rápido. Primera brazada en el agua, cremallera completamente abierta, neopreno inundado como una balsa, y luchando contra viento y marea (nunca mejor dicho), para que en cada golpe de ola no se me saliera el neopreno por los hombros.

    Lógicamente, nadar 1.900 metros con esa limitación, y sin poder hacer las brazadas en condiciones, limitaba mucho.

    Aún así, pude completar los 2.025 metros que hice de natación (siempre nado algunos metros “de gratis”), en apenas 36 minutos (1:46/100m). Contento dadas las circunstancias (neopreno abierto y oleaje) y los metros de más nadados.

    Transición todo lo rápida que se podía (casi 1 Km de transición hasta la bici), y a por los 90 km de ciclismo.

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    CICLISMO

    Aquí había un objetivo claro, ser inteligente. Partimos de la base de que yo, en verano, apenas entreno. Como mucho, alguna carrera durante el mes de agosto por la playa para no tener cargo de conciencia, pero poco más. Obviamente, desde finales de julio hasta la prueba en cuestión, no habría hecho más de 300 km en bici.

    Así pues, comenzamos el sector ciclista con ritmo, pero con calma. ¿El problema?, fue subirme encima de la bicicleta, y comenzar a orinarme como si no hubiera mañana…

    Nos habían avisado en la charla técnica que estaba prohibido orinar mientras dábamos pedales (suena guarro, pero efectivo), por lo que tuve que esperar hasta el primer avituallamiento, en el kilómetro 22, para bajarme raudo y veloz, entrar en la cabina, con resbalón y casi caída incluido, y poder aligerar…

    Vuelvo a subir en la bicicleta, y carretera y manta.

    El circuito era un recorrido de ida y vuelta, donde la zona más elevada era justo en la mitad, km 45 aproximadamente.

    Circuito rápido, pero mucho viento durante casi todo el recorrido. Lluvia prácticamente desde el kilómetro 60, pero al final, relativamente contento.

    Pude completar el circuito en 2 horas 50 minutos (31,6 km/hora de media), con parada técnica incluida. Ahora veríamos si pagaría la falta de entrenamiento…

    CARRERA A PIE

    Es cierto que las 2 semanas y media anteriores lo que más había preparado había sido la carrera a pie. Era la única manera de poder salvar un Medio Ironman cuando no has entrenado nada en verano.

    El circuito a pie era llano, y aquí fue donde más note la organización y el respaldo que lleva una prueba organizada por la franquicia Ironman. Impresionante todo el equipo de voluntarios, organizadores, animadores…Público por todos lados. Simplemente me encantó. Volvería a hacer esta prueba con los ojos cerrados.

    En lo estrictamente deportivo, seré breve. Eran 3 vueltas de 7 km cada una. Las dos primeras, corriendo por debajo de 5:00 min/km. La última, imposible.

    Otro imprevisto que tuve es que se me olvidó coger sales en la transición, por lo que tuve que hacer la media maratón sólo a base de geles, nada de sales para contrarrestar calambres.

    Resultado: satisfecho. Ha sido el primer Medio Ironman en el que pude correr los 21 km del tirón, sin pararme a estirar ni con calambres. Tiempo final 1h:47min.

    IMPRESIONANTE la recta final en la entrada a meta. 200 metros en los que realmente te sentías como un auténtico profesional, con público por todos lados, gradas, música, y tu tiempo en lo alto de la meta…pelos de punta.

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    Y es que, qué bonito es poder disfrutar tanto de un hobby tan duro y apasionante. Volveré a competir en franquicia Ironman, ¿la distancia?, ya veremos… 😊

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