Recomendaciones
Cómo conseguir éxito fácilmente.
Vivimos en el mundo de lo inmediato. En el de querer triunfar y tener éxito fácilmente, rápido, y con el mínimo sacrificio. Todo lo queremos ya y sin esfuerzo, con el mínimo trabajo.
La imagen que se nos muestra (en esto las Redes Sociales son un arma de doble filo) es la del éxito, a priori algo sencillo de conseguir. Como si fuera algo que por el simple hecho de desearlo, nos fuera a llegar. Nos solemos quedar en la primera capa, en la superficie.
Es cierto que, por ejemplo, la inteligencia artificial nos ha facilitado mucho la toma de decisiones, y por tanto una vida más rápida. La IA nos ayuda a ver el futuro más inmediato, y poder tomar decisiones más precisas, en menos tiempo, y con mayor impacto. Nos puede ahorrar, en algunas ocasiones, mucho tiempo de testeo, de prueba y error. Y bienvenida sea la Inteligencia Artificial, y el gran futuro que auguro en este campo.
Pero la inteligencia artificial no va a hacer que te conviertas en alguien de éxito de la noche a la mañana. Consumir tiempo y recursos en una carrera alocada contra el ritmo natural de las cosas no va a permitirnos tener éxito. Al menos no de manera causal.
Según el psicólogo Miguel Ángel Manzano, «las nuevas tecnologías nos han construido un mundo virtual con el que nos relacionamos la mayor parte del tiempo; por tanto, cada vez estamos más acostumbrados a esos tiempos de reacción y cualquier cosa que se dilate demasiado nos molesta».
Llevo una temporada en la que estoy leyendo muchos libros de historia, y, aunque la historia es objetiva y siempre ha estado ahí, ahora (quizá son cosas de la edad), estoy viendo todo con más perspectiva. Realmente te das cuenta de que la vida es efímera, los períodos históricos son muy largos, y que, como decía al principio de esta entrada, el éxito llega tras mucho esfuerzo, perseverancia y, a veces, algo de suerte. ¿Cuánto de suerte y cuánto de esfuerzo hay tras un éxito? Podéis leer una entrada que publiqué hace un tiempo hablando de este tema, haciendo click aquí.
¿Sabéis que nos llaman la Generación Nespresso?
Dicen que todo lo queremos instantáneo. Aún recuerdo el ritual en casa de mi abuela de la hora del café. Preparar ese café implicaba desenroscar la cafetera, llenar el filtro de café molido, volverla a cerrar, y esperar a que el fuego hiciera emerger el café con un sonido y un aroma inconfundible. Hoy es más sencillo (y rápido), ponemos una cápsula en la máquina y obtenemos en cuestión de segundos un café.
Nuestra generación (y las que vienen, aún más) exigimos resultados a cortísimo plazo. Está bien que seamos exigentes, pero no podemos caer en el error de pensar que las cosas se nos dan porque tenemos ese derecho, y dejar de lado los méritos para justificar esos derechos. Porque, ¿vivir así de rápido nos hace más felices? ¿Dónde está el placer de la espera? ¿Qué sentido tiene correr tanto cuando no sabemos hacia dónde queremos ir?
Leí hace mucho tiempo un artículo de opinión de El País, escrito por Lara Llopis Verdú (click aquí), en el que decía: “Creo que no somos realmente conscientes de que esta cultura de la inmediatez nos lleva a la estupidez más absoluta. Las cosas bien hechas requieren un tiempo que en numerosas ocasiones no les dedicamos. La sociedad se está llenando de adictos a corto plazo, a la recompensa del ahora, pero lo único que obtienen es la insatisfacción”.
Por eso mismo, siempre me ha gustado investigar sobre historias de éxito, o, por qué no, de fracasos, de grandes personalidades, a las que el éxito no le ha llegado de un día para otro, si no que ha sido fruto de trabajo, esfuerzo, y años de espera. Dejarme que os ponga algunos ejemplos que en su día me parecieron interesantes y que eran totalmente desconocidos para mí.
The Offspring

Si aún no lo sabéis, soy un enamorado de la música, y The Offspring es uno de mis grupos favoritos (aquellos maravillosos años de skate y punk-rock…). La historia de The Offspring no es, precisamente, una historia de éxito rápido, aunque hoy en día tengan millones de oyentes en Spotify.
Banda creada en 1984. En 1986 grabaron su primera maqueta, con su propio dinero. Apenas vendieron 1.000 copias. Tres años después, 1989, y tras ser rechazados por muchos estudios, consiguieron firmar su primer contrato con un pequeño sello discográfico. Apenas vendieron 3.000 discos. Pero no se desanimaron. Creían en su música, y, tras varios años de sacrificio (nada menos que casi 10 años), en 1.992 publicaron su primer álbum “serio”, del que vendieron 1 millón de copias. En 1.994 publicaron “Smash”, con el que lograron seis discos de platino, vendiendo más 16 millones de discos a nivel mundial… Como podemos ver, nadie les ha regalado nada, y ese éxito del que gozan hoy en día ha sido fruto de largos años de lucha y trabajo.
Pero sigamos con más ejemplos…
Harrison Ford

Ahora nos pasamos al cine, y que mejor que de la mano del bueno de Harrison Ford. La historia de Harrison Ford tampoco fue de un éxito fácil. Es más, dedicó una parte importante de su vida a trabajar de carpintero. Como lo oís. La cosa es que fue un buen carpintero, como es el ejemplo de que Ford construyó un suelo de parqué para la actriz Sally Kellerman, un escenario para los Doors, un estudio de grabación para Sérgio Mendes y unos armarios para George Lucas. Mientras tanto, en su faceta como actor, Ford no pasaba de papeles menores, actividad que compaginaba con la carpintería. Así sería hasta que un día, sería precisamente George Lucas quien, aprovechando que Ford estaba trabajando para él como carpintero, le ofreció un papel en ‘American Graffiti’, que él inicialmente rechazaría porque ganaba más dinero fabricando muebles, aunque terminó por participar en la película. Posteriormente, Francis Ford Coppola le pidió que, mientras actuaba para él en ‘La conversación’, remodelase su oficina en los estudios de Paramount. Y sería entonces, tras años de perseverancia, pluriempleo, y no querer renunciar a su sueño de ser actor cuando llegaría su papel de Han Solo, y la consiguiente fama mundial. 36 años tenía Harrison Ford cuando grabó la primera de Star Wars. Años de esfuerzo y sacrificio hasta que le llegó su oportunidad.
Stephen King

Efectivamente, el autor de terror más leído del plantea no tuvo un camino de rosas hacia ese “éxito” del que goza actualmente (y lleva gozando desde hace muchos años).
Aunque ha marcado un antes y un después en el género de terror en la literatura mundial, su llegada a la fama no fue un camino de rosas.
De hecho, Stephen King es otro claro ejemplo de persistencia, de creer en uno mismo, y de que el éxito, la mayoría de las veces, llega tras mucho esfuerzo, y muchas negativas.
Antes de publicar Carrie, su cuarta novela, Stephen King había escrito hasta tres libros, los cuales fueron rechazados por prácticamente todas las editoriales de Estados Unidos a las que envió dichas novelas.
Incluso con la propia novela Carrie, la cual sería un éxito y que estuvo a punto de ser desechada por el propio King, fue enviada hasta 30 editoriales, las cuales le dijeron que no.
No obstante, una vez más, el tesón, y la confianza en tu proyecto, hicieron que finalmente, incluso cuando el propio King ya había olvidado el tema (meses más tarde), recibió una oferta de Doubleday para editar la novela con 2500 dólares de anticipo.
Un año después, cuando se editó la edición de bolsillo, la novela vendió más de un millón de copias. Sus derechos se vendieron por más de 400 mil dólares.
Stephen King ha vendido desde aquellos treinta rechazos más de trescientos cincuenta millones de copias de sus libros en todo el mundo, incluyendo numerosas adaptaciones al cine, televisión y teatro.
Como vemos, son muchos los ejemplos de personas que han podido triunfar en sus respectivos campos tras muchas negativas, muchas puertas cerradas, y muchas tentaciones para abandonar un sueño.
Obviamente hay casos de éxito rápido, pero, la mayoría de las veces, las cosas llegan tras un tiempo de madurez, de aprendizaje, de experiencia… Simplemente tenemos que valorar el proceso, no sólo el objetivo. El día que hice el Ironman (si aún no habéis leído la crónica, hacer click aquí) fue inolvidable, pero el proceso de preparación de esa prueba fue un camino de autodescubrimiento de un valor incalculable.
Cada historia de éxito es una historia de constante adaptación, revisión y cambio.
Richard Branson.