Deporte y Salud
Triatlón Short Riaza, historia de un casi abandono.
Hace una semana escasa disputé, por segunda vez, el Triatlón Short de Riaza, constando de 900 metros de natación, 40 Km de bicicleta y 9 Km de carrera a pie.
No tenía intención de volver a escribir una crónica de una prueba ya disputada y comentada en este blog (ver enlace aquí), si no fuera porque ha sido el primer triatlón en el que he tenido serias dudas de poder terminarlo, y me apetece compartirlo 🙂
Y es que cuando el cuerpo lleva varios días avisando de que necesita vacaciones, hay que hacerle caso…
NATACIÓN
Podríamos decir que me salió una buena natación. Se pudo utilizar neopreno, lo cual siempre ayuda, y, a pesar de que fue una de las nataciones menos limpias que he disputado (hasta la primera boya, a unos 300 metros, no pude hacerme un hueco), recibiendo golpes por todos lados, y haciendo metros de más (tengo que hacérmelo mirar seriamente), pude completar los 1,045 metros que me salieron en apenas 16 minutos, tiempo que personalmente me sorprendió dadas las sensaciones que tuve durante toda la natación.
El año pasado había nadado en unos 18 minutos largos, por lo que bastante contento de la mejoría lograda.
CICLISMO
El sector de ciclismo ya sabía que era duro. Como comenté en la entrada del año pasado (ver aquí), el circuito consistía en un circuito a dos vueltas, donde la ida era en continua subida, bastante dura, y la vuelta en bajada.
Dos conclusiones puedo sacar de este sector. Uno, he mejorado respecto al año pasado, alrededor de 8 minutos, algo sin duda muy positivo y que me motiva a seguir metiendo kilómetros sobre la bicicleta, y dos, necesito cambiar el desarrollo de mi bicicleta.
Si bien el año pasado tampoco noté mucho el efecto molinillo en las bajadas (se llama así cuando empiezas a dar pedaladas como un loco pero debido a la velocidad que ya llevas no se transmite esa fuerza a la bicicleta, pareciendo un molinillo), este año ha sido exagerado.
Como bien me dijo mi compañero de club Guillermo, tengo un desarrollo muy globero. Tomo nota querido amigo.
Conclusión, 1 hora 26 minutos, en torno a 30 km/h de media, algo que puedo considerar satisfactorio dados mis últimos entrenamientos y dada la dureza del circuito.
CARRERA A PIE
Y aquí amigos, llegó el fatality. Ya venía de otro casi KO en el Triatlón Villa de Madrid CdC, (ver enlace aquí), pero este de Riaza a punto estuvo de impedirme terminar la carrera a pie, y por tanto, el triatlón.
Comencé la carrera muy bien, corriendo a ritmos en torno a 4:20 min/km, o incluso por debajo.
Empecé a adelantar a muchísima gente (casi los mismos que me habían adelantado en bicicleta), y de sensaciones y pulsaciones iba increíblemente bien.
La alarma saltó a los dos kilómetros. Amago serio de contracción en los cuádriceps, sobre todo el de mi pierna derecha. Llevaba un gel, el de “por si acaso”, y decido tomármelo.
Bajo un poco el ritmo, pero en cuanto veo que se me pasa, vuelvo a apretar. Vuelvo a ritmos de 4 min/km, y me siento muy bien.
Sigo adelantando muchísima gente, y me planto en el kilómetro 7 apróximadamente. Y aquí amigos, “peté”.
Ha sido la primera vez que me he tenido que parar completamente, pensando que no podía seguir. Los cuádriceps e isquios de ambas piernas dijeron basta, de manera que era completamente imposible correr, e incluso imposible estirar.
Me paro, me agacho para estirar como puedo, y me empieza a adelantar gente. Y aquí amigos, pude vivir lo maravilloso de este deporte.
Todos, y repito, T-O-D-O-S los que me iban adelantando mientras estaba parado (que no fueron pocos), me preguntaron qué tal iba. Unos me decían que ánimo, otros me decían que estirara, y uno fue el que me ofreció esa media barrita salvadora que hizo que pudiera terminar la prueba.
Sólo me acuerdo de tu barba tío, pero muchísimas gracias por ayudarme a terminar este duro pero fantástico triatlón.
Y es que esto es lo bonito del triatlón.
Así pues, después de casi dos minutos parado completamente, pensando que iba a ser imposible continuar, pude retomar la carrera, de aquella manera claro está, y pude cruzar la meta, marcando un parcial de 44 minutos (5 min/km de media), dando la mano a mi madre, a mi padre, y a mi pareja, que habían venido verme, no sé si por mí o por el cochinillo que nos metimos entre pecho y espalda después…
Si no hubiera sido por mi familia, que fue lo que realmente me empujó a tratar de terminar, y por el tío de la barrita, sin duda me hubiera ido muy triste de vuelta a casa.
En cambio, pude vivir una experiencia realmente emocionante, y por esto amig@s es por lo que quería compartir esta entrada en mi blog.
¡Feliz verano familia!
PD: la foto soy yo, entrando en meta. La mano es la de mi madre. La fotógrafa es mi pareja Marta. El momento, indescriptible.
Ricardo
Daniel, tenía pendiente en mi carpeta de «must it» leer tu post… y, como siempre, emocionante y descriptivo! felicidades por cruzar otra línea de meta, con el súper aliciente de tener allí a las personas más importantes..!
Sobre lo que dices de la competitividad sana que se vive en la triatlón, sin duda! espero que no se pierda nunca porque es parte (importante) del encanto de nuestro deporte!
Un abrazo crack y a disfrutar de las merecidas vacaciones!
Ricardo